martes, 5 de marzo de 2013

Evolución histórica de las herramientas informáticas para el trabajo en equipo


Un día más tarde, la melodía de un sms sonó en mi móvil, “Hasta mañana” era todo su contenido, y centré la mirada en el reloj de ordenador. Cuatro números: 23:24. ‘“Hasta” y “mañana” contenían el aburrimiento de una espera (la de mi novia, Olatz) eterna y agónica que terminaba no de muy buena manera. Por enésima vez, había prometido a Olatz que llegaría a casa para que pudiéramos preparar juntos una de esas recetas que tanto nos gusta: pizza a la carbonara. Pero el entorno colaborativo al que se refería mi vecino João me empezó a sacar de mis casillas y de mi vida.


El día comenzó con un nuevo reto en la cabeza: probar la comunicación con Brasil con un software libre de videoconferencia. Había quedado con Txomin y Arantxa (técnico auxiliar de producción en la planta de Brasil) a eso de las 18:00 de la tarde (las 14:00 en Brasil) para poner en marcha la primera piedra del entorno colaborativo y aprovechar todas esas ventajas competitivas que el día anterior había interiorizado. Pero no todo podía salir bien. Uno de nuestros clientes más importantes del mercado nacional nos devolvía medio camión de mercancía porque las tolerancias a las que fueron mecanizadas las piezas no eran las adecuadas. Me llevó toda la jornada aderezar este problema (sin tener tiempo para comer), pero llegué a tiempo a la sala de reuniones donde Joseba, el secretario de Txomin, tenía el ordenador y el proyector preparados para la conexión vía internet.


Fue un desastre de sesión. A Arantxa se le veía en el monitor, pero su voz debía de perderse en el ancho océano, puesto que sólo gesticulaba. Además, la imagen se ralentizaba tanto que parecía que tartamudeaba. Hasta que a las 19:30 Txomin se levantó y con mal genio dijo “Josu, ¿Esto es un equipo? ¿Y la comunicación?, en fin, no tengo tiempo para malgastarlo de esta manera” y prosiguió “cuando tengas algo interesante me llamas, sabes lo que significa interesante ¿verdad?”, yo asentí sin fuerzas.

15 minutos después, un trago del aguado café de la máquina del taller bajaba por mi garganta. Entró en mi estomago y como si de un chute de adrenalina se tratase, me hizo jurar que solucionaba el problema de Urunsael S. Coop. o claudicaba para siempre ante Txomin. Entré en mi despacho, me puse delante de ordenador y pasada media hora encontré un artículo que rezaba La evolución de la web 2.0. Y así comencé a leer:

En sus orígenes, la web (Web 1.0) era utilizada por los usuarios para la búsqueda de la información, la cual era compartida por medio de los servidores web. Estos servidores tanto corporativos, de noticias o de información específica, compartían contenidos que no podían ser modificados por el navegante, eran meramente consultivos.


Ahí está Urunsael S. Coop. con unos servidores locales que constituyen un canal de comunicación muy rígido y unidireccional. La palabra clave es la bidireccionalidad. Para ello, ¿Qué posibilidades teníamos?

En la primera fase de su evolución, la de la web 2.0, la red permitía conectar diferentes grupos de usuarios en los cuales los estos podían interaccionar entre ellos o con otros sitios que ofrecían un servicio. Durante esta etapa aparecieron foros de discusión, servicios de compra electrónica, servicios de e-banking,...

“No es suficiente”, me decía a mí mismo.

Pero actualmente el desarrollo ha llegado más allá. La segunda generación de la web es concebida como una plataforma (por ejemplo Google Drive) en la que se distribuyen servicios, construye información,… en la que la interacción entre usuarios es la base en la que se sustenta. Herramientas como las redes sociales o las webs interactivas y visuales buscan ser puntos de encuentro para compartir cualquier tipo de información.

Tutorial de Google Drive (por Jorge Salom).

“Sí, ahora sí” me dije, mientras por mi cabeza pasaban todas esas palabras que día tras día oía en la radio o televisión pero que nunca pensaba que me importaban, al fin y al cabo yo era el jefe de producción (ahora, responsable, según Txomin). Sólo me interesaban los ratios de producción por persona, el tiempo de parada para el mantenimiento o el número de piezas producidas. En tanto en cuanto, me di cuenta de que muchas empresas decían que habían logrado ventajas competitivas con estas herramientas. Para Urunsael S. Coop. el trabajo en equipo era una ventaja competitiva, por lo que necesitaba que un equipo formado por personas ubicadas a casi 8.000 km entre ellas se sintieran cerca; y mi única salida es la web 2.0.